La historia de como un PCero se convierte en Nintendero



¿Cómo puede ser que yo, yo que le he dedicado la vida al PC, que he pasado los mejores años de mi juventud en un ciber, que formaba parte de un clan especializado en Call of Duty con el que he jugado a competiciones a nivel nacional, yo que le había jurado fidelidad con mi sangre a steam, que sacrifiqué mi virginidad por unas partidas de Counter Strike – no me miréis así… Era el 1.6, no el CS: Source! - yo que además tuve una Game Gear, una Mega Drive y defendí a Sonic por encima del fontanero gordinflón, cómo puede ser que me haya convertido en Nintendero?

En los párrafos que vienen a continuación hallaréis la solución a tan turbio asunto…

Primeros pasos

Todo en esta vida tiene una explicación, y para entenderlo tendremos que volver –como Lobezno - a los orígenes: yo no medía más de un metro cuando advertí a mi tío concentrado en su habitación delante de una especie de televisión.

- ¿Qué haces? – le pregunté

- Juego al ordenador - contestó sin despegar la mirada de aquella pantalla…

- Ohhh! ¿Qué es un ordenador?

Con esa pregunta empezó todo: apenas tenía conocimientos de nada, pero mi tío me adoctrinó en el noble arte de la estrategia.

Recuerdo estar jugando a Castles y llamar a mi tío para que me ayudase… No es que yo no supiera qué tecla tenía que apretar para construir torres defensivas o entrenar arqueros, no… Mi tío me dibujó en una servilleta los cuatro puntos cardinales por los que el juego me avisaba que venían los enemigos, que a modo de hordas – Ay Gears of War… ¿Pensabas que habíais inventado eso? - ponían a prueba la solidez y defensa de mi castillo… ¿No es bonito? Aún no sabía dónde estaba el Norte y ya tenía que defenderme de oleadas de enemigos en el PC… Otros niños construían castillos de arena en la playa, yo - además - los defendía.

Castles 2: Ni os imagináis el grado de personalización que tenía

Niñez: Etapa Seguera

Los años pasaron y mi tío le compró a mi primo una Mega Drive (probablemente para que le dejáramos el PC libre, jeje), ahí experimenté días enteros de verano jugando a Gouls ‘n Ghosts dejando por la noche la consola encendida para continuar la partida al día siguiente.

Oh grandes Golden Axe, Altered Beast o World Cup Italia ‘90, cuantos callos en las manos me habéis provocado…

Al cumplir los 6 años, mis padres me compraron la Game Gear: la hostia en vinagre. Gracias a los largos viajes que hacíamos en coche por aquel entonces, mi niñez estuvo plagada de Sonics, Columns, Shinobi, Wonderboy y otros más de 50 títulos. Nada podía detener mi afán videojueguil – Excepto cuando mi padre paraba a repostar, que apagaba el motor y la Game Gear (obviamente enchufada al mechero) se apagaba.

Game Gear Facepalm


Días y días de pre-púber viví en el camping con mis padres, corriendo, saltando, yendo en bicicleta y bañándome en la piscina… Probablemente la época más feliz de mi vida, sin preocupaciones por nada… Los días transcurrían felices y livianos para un niño como yo, hasta que un día todo cambió cuando heredé la Mega Drive de mi primo… Ohhh! Un mundo de tinieblas se abrió ante mí, se acabó el jugar a fútbol, el pilla-pilla o el ping pong. Empezó la vida sedentaria y lo peor de todo: el odio hacia el vecino, la guerra Sonic / Mario con los - hasta entonces - mis amigos. Decenas de niños se agrupaban junto a Super Mario World, y nos tiraban piedras a los pocos que disfrutábamos, unos metros más allá, con el erizo más rápido de la historia. Los veranos pasaron, los Sonics buenos se acabaron, pero el odio nunca terminó: la lucha eterna pasó a ser entre FIFA e ISS PRO

Sempiterna batalla

Adolescencia: Etapa de Experimentación

En los últimos años de colegio, la actividad extra-escolar de fútbol sala me permitió ir a casa de mis amigos más adinerados y conocer cosas como la Nintendo 64: qué mando más extraño, pero qué vicios al Golden Eye o Mario Kart a cuatro jugadores. Ví el renacer de Sonic en Dreamcast y qué decir de cuando descubrí la Playstation: esta consola gris conseguía darle a los bocadillos de nocilla un sabor extra… FIFA, NFL, NHL cualquier deporte valía, me aficioné de tal manera que aún recuerdo mi jugador favorito de los Washington Capitals – Adam Oates… ¡Grande!

Una partida más y nos vamos a jugar a fútbol...

Por mis manos pasaron diversas consolas, cada una con sus juegos y sus características particulares, pero todas compartían algo: No eran un PC y no se podía jugar a los títulos que a mí me gustaban… Por si eso fuera poco, entró en mi casa el primer ordenador de sobremesa: Command & Conquer, Starcraft, Age of Empires, PC Fútbol, Carmageddon… Ohhh empezaba lo bueno…


Juventud: Etapa del PC, del PC, del PC

En mis últimos años de instituto, con 16-17 años, advertí como los canis de mi barrio se empezaban a liar con chonis. Sin embargo las frígidas pijas de mi colegio – siempre había querido decir esto en público – ni querían hablar de chicos, de besos y ya no te digo de meter!

Así que con este panorama, no fue una chica la que me cambió la vida antes de cumplir los 18, sino un colega – no penséis mal – cuando vino al grupillo y nos dijo:

¡Ehhh Chicos! He descubierto una cosa que os va a flipar… Se llama ciber: pagas 20€ y tienes 7 horas seguidas para jugar a un juego llamado Counter Strike, es como de matar pero táctico, cada miembro del grupo tiene un rol… bla bla bla…”

Ahí dejé mi virginidad videojueguil en el multijugador

Recuerdo mi respuesta de desprecio – Este tío está loco - ¿Pasar 7 horas seguidas viciando a un intenso juego de disparos? ¡Ni que fuera uno de estrategia!

Decidimos probarlo y no sólo nos pasamos 7 horas, sino que Perlaka (el responsable del ciber), bajó las persianas y nos regaló de estrangis unas horas más al ver el buen rollo que se había creado…

Al principio íbamos los viernes por la tarde al salir de clase… Luego se convirtió en una adicción e íbamos todos los días, a veces incluso sin comer (para que luego se asocie injustamente la obesidad con los videojuegos).

Al probar la demo de Battlefield 1942 nos volvimos ya directamente yonquis del multijugador cooperativo, exprimimos la demo hasta que un día instalaron la versión completa en el ciber (para alegría nuestra y desgracia de mis notas).

El bachillerato acabó, mis tardes de ciber también, cada uno de los miembros del clan se desperdigó como las bolas de dragón, pero no sin antes entregar como proyecto de final de Bachillerato (llamado aquí treball de recerca), una disertación sobre el trabajo en equipo en Battlefield 1942, con dos cojones.

Aún se me pone la piel de gallina al escuchar ese "PUM PUM PURUM PUM"


Adultez: Etapa Consolera

Encontré trabajo, me independicé de mis padres y empecé a cobrar mis primeros sueldos mientras descubría todo el mundo de podcasts y comunidad online videojueguil… Mientras más me adentraba en este mundillo, más me daba cuenta que mi etapa PCera había hecho que me perdiera grandes sagas… No sabéis la extraña sensación que es darse cuenta que, pese a haber jugado a todo lo que estrategia y shooters en PC se refiere, no había vivido nunca un Final Fantasy, un Zelda, un Metal Gear, Dragon Quest, Lara Croft, Gran Turismo, Burnout, Resident Evil, God of War, ni siquiera me había pasado nunca un Mario: porque ya sabéis, era el rival de Sonic, aquel por el que me tiraban piedras…

Mi PC ya no movía ninguna novedad y no podía comprarme uno nuevo, así que decidí meterme en el mundo de las consolas: primero con una Playstation 2 baratita y posteriormente poco a poco fui adquiriendo las de nueva generación…

Hasta a mi peor enemigo le recomendaría Shadow of the Colossus!


Actualmente: Etapa Nintendera

Mis últimas adquisiciones fueron una Wii y una 3DS, la primera porque quería probar un montón de must have de ésta y la segunda porque mataba dos pájaros de un tiro: tenía acceso al gigante catálogo de DS y además compraba una consola que, si de lanzamiento ya podía mover un Super Street Fighter IV, quién sabe lo que podría hacer en un futuro (el efecto 3D realmente no me interesa demasiado).

¿Qué decías de la Wii?

Si a esto le añadimos la experiencia de mi primer Zelda con el onírico Ocarina of Time y la hypeada del E3 con Wii-U, esto ha hecho que mis cinco sentidos se centren ahora en disfrutar de las grandes obras de Miyamoto y compañía…

Me da igual que el 90% del catálogo de Wii sea casual, que haya 200 imagina ser, que el online sea puro guano o que no se vea en alta definición. Lo único que me importa es tener la oportunidad de vivir la experiencia de ciertos juegos únicos


Conclusiones:

Si los videojuegos son tu pasión: libérate de esos estúpidos prejuicios y abre las puertas a nuevas aventuras. Si te casas con un sistema, el único que sale perdiendo: eres tú. Respeta, comparte, disfruta y ganamos todos.


Mira mis juegos, están juntos y no se pelean. No hay motivo!


No seas un niño y tires piedras a los que disfrutan cosas diferentes a ti. Comparte como hacías con el bocadillo de nocilla. Respeta cuando juegues online: detrás de cada monigote hay una persona como tú. Experimenta (cuando el dinero lo permita) grandes aventuras que te perdiste en su momento. Abre tu mente y verás como te sorprenderá aquel título del que no esperabas nada...

8 comentarios:

Albedo/Killy dijo...

Estoooooooooo.......
El bocadillo de nocilla no se compartía ni loco. jajajajajajaja

Rolandir dijo...

Piedras? Solo piedras? Vaya nenazas...xD

Killy, eres un ansias, ya podías compartir aunque fuese un bocado chiquitin del bocadillo...xD

Por cierto...PCerato al podeeeeer!!!juas, juas, juas...

DrPollit0 dijo...

Tienes razón, todos podemos jugar y odiar a Sonic con harmonía.

Víctor Fernández (Gen.Harris) dijo...

Gran artículo, lleno de nostalgia y menciones interesantes :).

Devildavis dijo...

grande Dady, nunca decepcionas

Anónimo dijo...

Dejar el PC por un sistema inferior de Nintendo, Infamia!! Aun te guardaría el respeto si te gustara jugar con un consolador, pero por jugar con wiimote jamas!!

jeje, ahora en serio, yo también me doy cuenta a veces que me pierdo cosas al estancarme en una sola plataforma. Pero ya me resulta imposible dedicar el tiempo suficiente para abarcar todos los juegos a los que quiero jugar en PC como para también querer jugar a los exclusivos de las distintas consolas. Ya no es por el dinero o por ser cerrado de mente, al final tienes que elegir unos criterios para discriminar a que le dedicas tu tiempo e irremediablemente siempre te pierdes algo.

sCh3ma

Rolandir dijo...

Lo indudable es que en cualquier plataforma hay grandes títulos. El error es no saber verlos o encima menospreciarlos por el simple hecho de pertenecer a otra máquina. Yo he llegado a una conclusión que aplico tanto a videojuegos como a plataformas. Sólo me sirve aquello que me divierte, me abstrae del mundanal ruido y me enriqueze como jugador, sea triple A, indie, basura o "imagina ser" o lo que sea, jugado en la plataforma que sea.

Viva el multiplataformeo!

Anónimo dijo...

Don DADY-KUN, solo decirte que se me callo una lagrimilla de nostalgia al recordar esas tardes de BF1942 en el cyber!! (despues de un buen mitic en el KFC de la esquina). Aunque anónimo, puedo deciros que soy uno de los integrantes de aquel gran -=LQC=-, en concreto el que se subia a los aviones y no dejaba a nadie con vida ;-)

Un abrazo tio!

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