No es Oro todo lo que reluce...

Corría el año 1981. Servidor estaba inmerso en su exitoso trabajo como protagonista de videojuegos. En aquella época la fama era lo de menos, lo importante era trabajar en algo en lo que te gustara y desde luego yo disfrutaba al máximo de los que hoy puedo considerar como mis años dorados, mi plenitud laboral... Pero... ¡Mil disculpas! No me he presentado: Me conocen como Mr. Game and Watch, y en aquel año protagonicé las Gold Series de Nintendo Game&Watch.

Antes de nacer Mario y Cía. Nintendo representaba a los protagonistas de sus videojuegos con esta simpática figura (Mr. GameandWatch).
Nintendo llevaba ya un año dedicado a esto de los videojuegos portátiles. Un año en los que yo había sido el protagonista absoluto de cada una de las cinco creaciones previas a la serie Gold. En realidad, nadie se había fijado en mi, era uno de esos trabajadores abnegados que acuden diariamente a su puesto laboral como una sombra, sin llamar la atención, sin decir ni una palabra y sin destacar por encima del resto de mis compañeros.

Por aquella época ni siquiera tenía un nombre. Nadie había fijado su atención en algo que hoy en día resulta primordial en el desarrollo de un videojuego. Nadie consideraba importante la presencia de un protagonista carismático para triunfar en el mundo del ocio  electrónico. Curiosamente, al igual que en los primeros años de cine, mis personajes tampoco tenían voz más allá de algún “Beep” suelto, ni una sola línea de texto, y eso que no hubiera sido difícil introducirla en las pantallas LED de las “calculadoras transformadas en juegos”.

A nuestro amigo le tocó hacer de todo en estos primeros años.
En cuanto a los papeles que me tocaba interpretar, eran de lo más variado. Y aunque la mecánica jugable de las handhelds era siempre muy parecida, el “argumento” de cada una de ellas era un alarde de imaginación. Recuerdo que en la primera de las Gold que hicimos me tocó ser un extraño “salvapeatones” que habitaba las alcantarillas:

Manhole Gold Series (27 de Enero de 1981). Repetida más adelante en las New Wide Screen, Manhole, era un juego difícil, incluso podríamos decir que agobiante por la velocidad a la que se desarrolla. La jugabilidad es, como siempre, bien sencilla. Debemos cubrir las bocas de las alcantarillas de una calle para evitar que los viandantes caigan por el hueco. El problema es que únicamente contamos con una tapa y nuestro avatar deberá correr de un lado a otro de la pantalla según vayan apareciendo, desconocedores del terrible peligro que corren, los urbanitas que pueblan nuestro juego.

Embalaje original de una Manhole.
El control se realiza por medio de cuatro botones situados por parejas a ambos lados de la pantalla. Resulta curioso que las direcciones que rigen dichos pulsadores no son, como cabría esperar, arriba-abajo, izquierda-derecha, si no que en esta ocasión, apuntan en sentidos oblicuos y opuestos. Gran novedad incorporada en esta sexta maquinita de Nintendo.

Como es habitual, existe un modo de juego “B” caracterizado por un aumento del número de ciudadanos que salen a pasear, y un incremento sustancial de la velocidad a que lo hacen. Hasta el punto de parecerse nuestra pantalla a la mismísima Calle Estafeta en plenos Sanfermines.


Curiosamente, por aquel entonces nadie me conocía como Mr. Game&Watch (o Mr.G&W). Tuvieron que pasar más de veinte años hasta que en 2001, alguien en Nintendo se acordara de nuevo de mi y aprovechando una aparición fugaz en el famoso Smash Bros. Melee de GameCube por fin me dieran el nombre que siempre se me había negado.
Tarde, porque mi momento  había caducado hacía lustros, pero era de justicia que mi personaje tuviera un hueco en la historia de los videojuegos. Nunca llegué a ser una mascota al uso, pero sí puedo decir orgulloso que gracias a mi se forjó la leyenda de Mario. Cada una de las habilidades que mis personajes fueron incorporando en esos primeros años, resultaron ser un ladrillo en la constitución del fontanero más famoso de la historia.

El merecido tributo le llegó a nuestro personaje con 20 años de retraso.
Sin embargo, he de reconocer que no siempre tuve papeles fáciles de interpretar. Recuerdo especialmente la segunda entrega de la serie Gold, como un esfuerzo titánico de concentración para lograr meterme en un papel en el que no creía:

Helmet (21 de febrero de 1981). La séptima entrega de las famosas Handhelds de Ninty hacía gala de una aplastante lógica difusa... Podría decirse que la regla heurística principal que se obtuvo de su desarrollo debió ser del tipo: “Si bebo mucho whisky antes de diseñar un videojuego, éste no tendrá ni pies ni cabeza”.

Así venían las Helmet.
Y es que, chascarrillos aparte, resulta que Helmet va de un tipo que debe llegar desde el lado izquierdo de la pantalla a una casa que se encuentra en el lado opuesto con el inconveniente de que por el camino deberá esquivar una lluvia de herramientas que cae implacable del cielo ¿?
Para complicar un poco más la cosa, resulta que la puerta salvadora de la casa a la que debemos llegar no está siempre abierta. Es más, se abre y se cierra “aleatoriamente”, con lo que en muchas ocasiones nos veremos “encerrados” a la intemperie esquivando las malignas herramientas hasta que la dichosa entrada tenga a bien abrirse.

El más difícil todavía lo pone, como casi siempre, el modo “B” con una increíble fuerza de gravedad que hace caer las herramientas mucho más rápido.

Desde luego el título de esta iteración ya era toda una declaración de intenciones, tanto en su versión original, como en la modificación que sufrió al llegar a Inglaterra, donde nuestra maquineta pasó a llamarse Headache (dolor de cabeza). No se sabe si en honor a la resaca del día después de diseñar el juego...


Pero bueno... también hubo papeles divertidos en los que disfruté no sólo del placer de interpretar, si no también de la compañía de simpáticos actores de reparto. En el caso de la última entrega de la serie Gold, por ejemplo, a algún jerifalte de Nintendo se le ocurrió la genial idea de ponerme un compañero gemelo. No os podéis imaginar lo que nos llegamos a reír pintando de negro a un pobre becario para que se pareciera a mi. Eso sí, el resultado final fue impresionante gracias a los chicos de efectos especiales... ¡Os reto a que distingáis quién es el verdadero Mr. G&W cuando juguéis a esa máquina!

Lion (29 de Abril de 1981). En esta ocasión encarnamos a dos sufridos vigilantes de un zoo que por lo visto debe andar muy mal de presupuesto. Tal es así que la jaula que alberga dos peligrosos leones carece de barrotes en ambos laterales, con lo que nuestros valientes personajes deben impedir que las fieras escapen. La dirección del zoo, consciente del alto grado de peligrosidad de nuestra labor, y atendiendo a las más elementales normas de seguridad laboral, así como a las constantes demandas del aguerrido comité de empresa, nos ha dotado de sendas sillas de madera para combatir a los salvajes animales.

Hay que reconocer que estas cajas tenían un encanto especial.
De modo que deberemos mover a los vigilantes obstaculizando las vía de escape de leones. Para ello la handheld cuenta con dos pares de botones arriba-abajo gemelos, cada uno situado a un lado de la pantalla con los que controlaremos el movimiento de ambos personajes. Cada uno con una mano, o bien colaborando con otro jugador en lo que podría considerarse un modo cooperativo inusual en este tipo de dispositivos.

Lion también tiene un modo de juego “B” en el que los felinos a retener pasan a ser tres, con lo que resulta mucho más complicado mantenerlos en el interior de la maltrecha jaula.


Como venía siendo habitual, dos pilas LR43 detrás de una de esas famosas tapitas con tendencia a aflojarse era la fuente de alimentación de los tres modelos de la serie, siendo novedad en las maquinitas de Nintendo la alarma configurable gracias a un pequeño pulsador de cambio de hora. Las Gold Series destacaron por ser un restyling en color, como no, dorado de la anterior y primera serie de las Game and Watch

Pero queridos, ya vale de cansaros con la aburrida historia de mi vida... porque al final, por desgracia, todo se acaba. Y mi momento de gloria pasó después del lanzamiento de la tercera y última maquinita de las Gold Series. Por supuesto seguí trabajando bastante tiempo después con Nintendo, pero ya nunca volvió a ser lo mismo. Nuevas estrellas venían empujando fuerte. ¡Y aquellos tipos tenían nombre! Poco a poco Nintendo fue apartando mis trabajos y dando los papeles protagonistas que antes eran para mi a advenedizos como Mario, Donkey Kong, Zelda, Snoopy, Popeye, Donald... pero esa es la historia de otras series... y tal vez no sea yo quien deba contarla.

4 comentarios:

Unknown dijo...

Muy currado y entretenido, signore. Desafortunadamente, esa época me queda muy atrás y los primeros videojuegos que recuerdo eran los C&C o los Metal Slug.
PD: Diez añazos desde que salió el Melee... Madre mía

Rolandir dijo...

Muy bueno, como siempre. Una pena que nos estemos quedando sin serie Game&Watch... que será lo siguiente... Hype!

DromedariO dijo...

Me sorprende no recordar ninguno de estos títulos, siendo participe de aquella época mi gran curiosidad infantil por las game&watch.

Me resulta curioso el hecho de usar el mismo personaje, no recuerdo que ocurriera, pero claro, cuando eres un crio no te fijas en esos detalles.

Gracias por devolverme a mis años mozos majo :)

Anónimo dijo...

mierda

Publicar un comentario