Reflexiones de un ave de corral: Conversaciones etílicas

En esta nuestra bendita España hay algo que traspasa pueblos, ciudades y comunidades sin importar si hay 300 días de sol o lluvia al año, si predomina la agricultura, la pesca, el turismo o la industria. Sin importar el sesgo político que predomine o lo tradicionalista o vanguardista que sean sus pobladores. Hablo, como no puede ser de otra forma, de la cultura del bar. Desde el más rico al más pobre, del joven al viejo, del responsable al irresponsable, el padre, la madre, todos en un momento u otro pasan por “vicaría” y se consagran a la “sangre de Cristo” o sucedáneos, dando como resultado en el mejor de los casos acalorados debates sobre esto o aquello. Y claro, el jugón medio, que supera la mayoría de edad y está empeñado en demostrar que los videojuegos no son cosas de críos, también ora con pasión cuando la ocasión lo permite.

Todo este preámbulo viene a enmarcar de forma más o menos difusa el lugar en el que un servidor y varios amiguetes pasaron la noche del pasado sábado, en una tasca de pueblo. Huelga decir que hubo levantamiento de vidrio de por medio y también huelga decir que tan apasionante deporte provoca, entre otros efectos, valentía en el cobarde, osadía al vergonzoso y una verborrea horripilante en el charlatán.

Imaginad algo así pero más sucio, peor iluminado y sin madera...

En estas andábamos cuando quien suscribe empezó a teorizar sobre lo que nos traerá la próxima generación de videoconsolas. Sin entrar a detallar los pormenores de la charla, hubo algo que se llevó casi todo el protagonismo, la híper realidad. El cambio de generación aparejará un incremento de la potencia, qué duda cabe, ¿pero de qué forma se podrá implementar para satisfacer nuestras exigencias? Yo pido mapeados más grandes, IA´s más complejas y profundas, animaciones faciales y corporales 1/1 con la realidad y por supuesto, y por encima de lo demás, gráficos que compitan de tú a tú con la vida real. No es por ser una putilla gráfica, que en el fondo lo soy, pero hace unos días mientras jugaba el modo historia del Modern Warfare 3 llegué al nivel del puente en París y el que comienza en la plaza del reloj de Praga y lo primero que pensé fue… maldita sea, yo he estado ahí /hype subiendo/… La última entrega de Call of Duty no es ni de lejos el techo gráfico actualmente, pero el hecho de ser capaz de evocar recuerdos de mis visitas a estos lugares le dio un plus al rato que pasé delante del PC y eso, que queréis que os diga, mola mucho. Ahí está lo que yo quiero. Rockstar consiguió encandilarme con su Nueva York virtual, y después me hizo caer la baba con su “Far West” en Red Dead Redemption (con perdón de los asistentes no hablaré de Crysis 2 ni Battlefield 3 que no los he jugado y ahí hay tela que cortar). Son solo dos ejemplos de lo que estoy hablando aunque ambos juegos adolecieron de una jugabilidad ciertamente repetitiva. Pero el caso es que ejemplifican magistralmente lo que un buen apartado gráfico puede aportar, inmersión, inmersión e inmersión. 

Nunca un desierto estuvo tan vivo

Aunque parezca poca cosa, el tema se llevó sus buenas hora y media y pese a que mis compinches no eran tan específicos en sus exigencias, entendían a qué me estaba refiriendo, uno juega a Fallout 3 y el otro a Skyrim, y en su mirada turbia se entreveía el entendimiento de lo que el salto gráfico venidero podrá aportar.

Pero no terminó aquí la cosa. Ya sabéis como va esto, “Paco llénate la penúltima que nos vamos”… y a seguir con la faena, juas! 

Saboreando todavía el dulce sabor de lo que el cambio generacional podía traernos, nos vino a la cabeza lo que ha hecho temblar los cimientos de internet en los últimos días. El cierre de Megaupload. El tema es que no solo de descargar música, películas o videojuegos vive el hombre, también está quien comparte mods de videojuegos, fotografías, videos caseros o diablos porqué no, series de televisión. Pagan justos por pecadores oigan. No seré yo quien diga que hay menos de los primeros (justos) que de los segundos (pecadores), pero como haberlos haylos, creo que se han colado un poco con el tema. Aunque bien pensado internet es un basto océano al que han tratado de acotar con unas simples compuertas hidráulicas… en serio, lo tienen crudo y si no que se lo digan a los Países Bajos (a estos no les va del todo mal aunque las pasaron canutas en el pasado) o a los Venecianos y su lucha contra el mar. Solo resta ver como de grande será la ola que provoque este episodio y cuanto de lo establecido engullirá para dejar tan solo los despojos. Que demonios, si anonymous me ha perjudicado con el tema Sony habrá que ver si de veras tienen algo que decir en esto o van de faroleo por la vida.

A esto ha quedado reducido Megaupload

En fin, a rey muerto rey puesto que dice el dicho y donde antes predominaba uno ahora están los que se apañaban con las migajas. Siempre ha sido así y así seguirá por muchos años, sea internet, gobiernos, instituciones, empresas da igual, son ciclos que terminan y vuelven a empezar, “la rueda del tiempo gira según sus designios” que diría Robert Jordan en sus novelas de homónimo nombre, solo esperemos que no nos aplaste debajo y si hay que pelear un poco para que no nos coman, pues a pelear.

Como podéis ver no fuimos especialmente originales con nuestro departir, pero qué demonios, con nuestra charla luchamos a nuestro modo con la indiferencia y avivamos, aunque solo fuese un poco, el sentimiento de que tenemos la libertad para elegir aquello que queremos y que no podemos permitir que nos obliguen, desde un país a cinco mil kilómetros o desde un organismo de nuestro país a tomar un camino u otro, que se sabe por dónde empiezan estas cosas pero no donde acaban. 

Las opiniones y desvaríos vertidos en este artículo son única y exclusivamente cosa del autor y no tienen porqué representar a El Complejo Lambda. El autor recomienda el consumo moderado de bebidas espirituosas.