En cada momento de nuestra vida estamos categorizando las cosas según nuestros gustos y preferencias: Que si un grupo de música, que si un plato de comida, que si una serie… sin embargo nunca se nos ocurriría imponer esos gustos, esas preferencias, a través de un mero numero a nuestros congéneres, como si fuesemos el "Big Brother" de la novela 1984. Con los videojuegos es diferente… ¿Por qué? Sinceramente no lo sé, ya que habiendo pasado años desde la formación de los videojuegos, enarbolando la cada vez mas fuerte corriente artística y haciendo hincapié en los originales argumentos de ellos, la prensa “especializada” parece haberse quedado atascada en clichés; mientras la industria de este entretenimiento digital ha evolucionado demasiado rápido.
Todo esto da pie a que con la ayuda de redactores y lectores se formen disputas sobre las nota del título de moda, cuando lo importante debería ser remarcar el carácter subjetivo – que lo que falla en muchos casos es la ilusión de crear algo objetivo - de un articulo no intentando ser determinantes. Bienvenidos señores, a la falacia de la objetividad.
Seamos sinceros, nadie recuerda quien creó el precedente que hoy en día tantos siguen – la valoración numérica en videojuegos - , lo único que está claro es que la bola se ha ido haciendo más grande a medida que pasa el tiempo.
Lo más curioso y es que a pesar de las críticas contra esta forma de puntuar – la numérica- en sí es tan válida como cualquier otra, el problema es el cómo se ha ido utilizando a lo largo de los años, dándole más importancia a esto antes que lo que el propio redactor ha escrito. Unido a esto es sangrante ver que a raíz del boom de los blogs estos años, ha aparecido una corriente del “todo vale” escribiendo análisis vacios de contenido y sin sentido crítico, que sirven de excusa para plantar la tan ansiada por muchos – y en muchos casos preconcebida- nota. Un ejemplo claro de esto último es Assassins´s Creed y las hinchadas notas que recibió en principio. Es algo deprimente ver que se valora más el "amarillismo" videojueguil que el acercamiento a algo serio, aunque como bien dice Gamesajare: "los últimos nunca serán los primeros, pero ni falta que nos hace."
En última instancia cosas como las descritas se dan en todos los medios en mayor o menor medida, aunque otro problema viene cuando el análisis –o analista- no da margen de crítica haciendo valer su
En una época de mentira universal,
decir la verdad constituye un acto revolucionario.
Pero vayamos al quid del asunto: La utopía de los análisis objetivos es imposible. Los factores como el apartado gráfico, jugable, sonido etc. Son cosas que incluso alguien con no mucho bagaje podría valorar de forma bastante eficiente, y es por ello que por lo que un frío –y objetivo- listado de pros y contras es un absurdo. El valor de un análisis debe residir, o al menos así lo creo yo, en las experiencias personales que el juego nos ha transmitido y así de forma indirecta dar a entender si el juego nos ha gustado (o no) y si nos ha divertido.
Lo único que está claro es que la forma más concisa de analizar algo es no dando nota, en muchos casos siquiera una breve conclusión. No estamos aquí para decir a los demás que tienen que pensar, estamos aquí para que piensen, al fin y al cabo lo peor que un redactor puede hacer es crear prejuicios a sus lectores. Al igual que los libros, los mejores análisis son los que hacen reflexionar.
"Todo el mundo es especial."
5 comentarios:
Creo que no se podía haber explicado mejor este tema, totalmente de acuerdo. Muy buen artículo, compañero.
/Clap
Gran artículo. Nadie tiene la verdad absoluta sobre algo como los videojuegos; lo que a algunos les parece fantástico, a otros muchos otros les puede parecer malo. Es una de las razones por las que en El Complejo Lambda no damos notas; nosotros os contamos nuestras eperiencias y opiniones que, como véis, muchas veces difieren entre los tertulianos, pero la última palabra -y no lo olvidéis- la tenéis vosotros. Jugad y disfrutad.
Toda la razón. Los videojuegos no se pueden ni deben analizar de forma subjetiva, porque desde el momento que somos individuos independientes con gustos propios, esto no va a funcionar.
Por mucho que se empeñen algunos, lo que importa de un análisis es dar a entender al lector la experiencia que te ha transmitido el videojuego, y eso no se explica con números, sino con argumentos.
En este mundillo, la objetividad no existe ni existirá, pues si lo hiciera, negaría el espíritu verdadero de los videojuegos que es aportar experiencias.
Como diría Kant, estamos condicionados por nuestra capacidad de acceder a la realidad, con lo que no podemos evitar ver las cosas teñidas de un color.
Grande.
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