Confesiones (de un sociópata): ¿Perfección?


Hace unos días se me acusó, con razón, de que tener un sesgo a la hora de valorar las producciones triple A. Y no, no es que sea un antisistema quema Call of Dutys. ni mucho menos. Simplemente trato de adaptar mis exigencias al presupuesto y medios utilizados en el desarrollo de cada videjuego. Porque a cada uno hay que pedirle lo que es capaz de hacer. Ni más ni menos.

Entiendo que no todo el mundo esté de acuerdo con esa afirmación en el mundillo del videojugo; pero si hay juegos que pretenden ser excelentes, obras de arte, o dieces en una escala del siete en adelante, hay que pedirles un mínimo. Y no hablo de un mínimo de gráficos, ni de guión, nada de eso. Hablo del mero acabado técnico. Porque pretender ser "el juego" en mayúsculas es mucho, tanto que se quieren subir a este carro cualquiera, ya sea anunciando o comprando su "perfección".

De esos han habido muchos, demasiados, pero últimamente nos hemos visto envueltos en uno de esos casos, el de The Elder Scrolls V: Skyrim, un juego de gran presupuesto, producción y medios: un juegazo, una pasada, una genialidad, un juego sobresaliente pero... ¿Una obra maestra? Partamos desde la base de que nos hemos emborregado a la hora de aceptar lo roto, lo bugueado como algo aceptable cuando no lo es. Lo tomamos como una de las características inherentes a la salida de un juego que luego se ve corregido a los meses. Tema que tiene doble delito, no solo porque nos venden en origen un juego defectuoso sino porque saben perfectamente que aceptaremos el arreglo posterior con algarabía en vez de pensar que, de nuevo, nos la han colado. 
Otro de esos... (que me ha tocado)
Porque tiene narices que blasfememos, protestemos y saltemos en cuanto nos venden un producto defectuoso de otras características. Por ejemplo: un coche con las luces antiniebla dañadas o una chaqueta con un botón de menos, o una tarjeta gráfica que petardea una vez cada 3 horas y nos deja en negro la pantalla. ¿Os suena? Pues en el mundo del videojuego no existe este problema, porque no se penaliza. Se compra, se aguanta, haya paz y luego gloria. Pagamos plomo al precio del oro y encima tenemos que sobrepagar los errores del producto de salida, cuando otro consumidor, meses después,  puede comprar lo mismo a menos precio y con el producto ya pulido. Tremendo. Y por supuesto los "medios" haciendo la ola al juego de turno en vez de declarar inegociable el 10 en una crítica cuando existen fallos de acabado de por medio.

Pero bueno, yo seguiré cazando brujas y diciendo que nos engañan como chinos, aprovechándose del HYPE y sobretodo del amor que tenemos por un divertimento, un cuasi arte como este. El caso es tener a la audiencia contenta...Si no os convence, lo entiendo perfectamente, es una opinión sin más peso que la de cualquiera, pero hagamos un experimento: preguntaros porque en el videojuego se permite esto y en el resto nain. Si, amig@, tal vez esa sea la respuesta.

1 comentarios:

Rolandir dijo...

Si. Los juegos inacabados deberían estar penados por ley, es más, la reincidencia habría de servirnos para algo y castigar a quienes así actúan, pero tío... Skirym es mucho Skirym.
Yo lo catalogaría de obra maestra porque para mí una obra maestra no tiene que ser técnicamente perfecta. Un juego que YO catalogue de ese modo es un juego que me hace sentir cosas, que me absorve y me transporta a otros lugares, que me emociona y me hace rabiar, que me saca de mi vida para meterme en la vida de otros... pero eso son cosas mías.

Publicar un comentario