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Red Faction es una de las franquicias que más me gustan, no solo
porque trata como nadie al planeta rojo, alejándolo de la Ciencia Ficción clásica y adentrándolo en un contexto mucho más místico, cercano al terror espacial lovecraftiano. Sino porque siempre
me ha parecido una franquicia muy divertida, desde 2001 con el primer
Red Faction he ido devorando estos juegos, que a lo largo de sus cuatro entregas han
ido cambiando de apuesta jugable de uno a otro. Y tal vez ese sea un gran problema, los cambios están bien pero tantos se hacen un poco arduos para el devoto seguidor. Tal vez sea porque en Volition siempre han tratado de probar cosas
o que su dirección de proyecto es muy errática. No lo sé, pero pasar de la primera persona al más puro estilo
Half Life a un
Proto-Crysis, que en la tercera entrega se convierte en un
Gerrilla Theft Auto y tras cincuenta años de historia
es un juego lineal de TPS te deja un poco frío... Aunque cada uno de los juegos tiene su momento y lugar, la sensación de que la identidad como marca podría haber sido conservada de otra manera es evidente (no solo por la posibilidad de destruir los entornos y la ambientación). Pese a todo, ya es tarde para lamentaciones porque
THQ ha decidido dar carpetazo a la saga y no se prevén nuevas aventuras en marte en el futuro próximo.
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El juego tiene un ambiente que recuerda a veces a Dead Space |
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Aunque pretendamos dejar atrás estos problemas, durante el juego nos persiguen puesto que el protagonista no es otro que
Darius Mason, nieto del mismísimo revolucionario Alec Mason que 50 años antes consiguió expulsar a la EDF que esclavizaba a los marcianos gracias al triunfo de la vetusta Red Faction. Del abuelo ha
heredado sus tremendas habilidades para el combate, su don para meterse en problemas, la útil nanoforja y una desgraciada amnesia en relación al uso de las coberturas. Por lo demás Armageddon es el perfecto sucesor de Guerrilla. Ambos nos presentan la misma ambientación, pero diferente contexto. Porque nos encontramos
ante un juego mucho más oscuro, más tremendista. El juego nos posiciona desde el principio en la piel de un perdedor que sin quererlo logró encerrar a la humanidad bajo la corteza de Marte para poder sobrevivir puesto que la superficie del planeta es inhabitable por sus condiciones ambientales. Para colmo de males te ves envuelto en un problema que llevará a los habitantes de marte al borde de la extinción.
Un viejo conocido de la familia abrirá desde las profundidades de Marte la caja de Pandora, lanzando una plaga que no se puede detener. ¿O tal vez si?
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Las habilidades se compran con la chatarra que recojamos. |
Y en este sentido trascurre el juego,
desde el más puro desconcierto y huida, al ataque y la posterior salvación.
Red Faction: Armageddon consigue de forma acertada hundirte en las profundidades desde las que poder resurgir. Para ello te dota de un buen arsenal de armas que van desde potentes cañones de plasma, a granadas de nanitos o al
mítico martillo pilón que esta vez es desplazado en protagonismo por el genial rifle magnético que te permite unir dos puntos con un potente haz de atracción que en manos de un combatiente creativo se convierte en
una verdadera máquina de picar carne, o como dicen en el juego de "casar a la marciana". También probaremos diferentes armas a cada cual más exótica que van desde rifles de francotirador que atraviesan paredes, a lanzallamas de plasma. Pero por encima de todas se encuentra la vulgar y siempre fiel escopeta,
que en un juego de estas características marca la diferencia.
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Las Habilidades de la Nanoforja son muy útiles. |
Porque nos encontramos ante un juego que
lleva la palabra frenético a su máximo exponente. No paras. De disparar de golpear, de avanzar, de reventar cosas. Y es que los enemigos no invitan a otra cosa puesto que como descubriréis hacen inútiles a las coberturas. No solo porque
su IA es más que correcta a la hora de interpretar sus "instintivos" movimientos, sino que cuando te rodean una decena de enemigos te van a asaltar, no intercambiarán tiros como tontos para que los mates de forma mecánica.
Volition aboga por el espectáculo visual así que para mayor disfrute de la grada nos invita a estar combinando el combate cuerpo a cuerpo con los disparos. Pero si esto te parece poco ahonda aún más en el dinamismo del combate
al proponer una serie de habilidades especiales de la nano-forja que van desde campos de energía paralizante a impulsos de energía que ni ya quisiera Starkiller. Y es que la nano-forja es un personaje más de la historia, no solo por su importancia y habilidades, sino porque nos aconseja, nos orienta como un GPS y nos permite
equipararnos a nuestros enemigos mejorando nuestras habilidades especiales y efectividad con las armas a través de estaciones de mejora que encontraremos a lo largo de mapa. Pero su mayor virtud no es la destrucción, no, sino que es lo opuesto,
la reconstrucción. El juego sabe vamos a arrasar con todo lo que tenemos delante así que nos dota de un instrumento que nos permite reconstruir todo aquello que hemos o han destrozado.
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El sistema de reconstrucción está muy logrado. |
El desarrollador
ha apostado por la espectacularidad y el disfrute por encima de la dificultad o la simulación de combate, de manera que nos encontramos ante
un juego arcade en el que la gran cantidad de munición, la regeneración de vida y el auto apuntado (necesario por la naturaleza de los enemigos) hace que no sea un reto si no se juega en la dificultad más alta. Aún así
la variedad de enemigos es más que suficiente y se hace divertido comprobar como a veces el output de daño al que nos enfrentamos haga volar por los aires todo lo que nos rodea.
Y es que el motor
GeoMod 2.5 propio de
Volition es una maravilla (Tanto en DirectX 9 y 10).
Permite jugar con unos gráficos estupendos y una frame rate estable en unos entornos muy ricos, bien dibujados, con gran cantidad y detalle de enemigos, grandes y variados efectos de luz y de partículas. Y sobretodo:
unas estudiadas físicas. Porque para poder destruir las construcciones del entorno el motor convierte los elementos en piezas de "mecano" en los que tú puedes destrozar partes diferentes dependiendo donde golpees, haciendo caer consecuente a las demás. Para así colapsar estructuras inmensas. Pero también es cierto que el juego
no se prodiga tanto en esta variante como su antecesor, que a mi juicio era más potente en las labores de demolición mientras que su versión posterior
es sustancialmente mejor gráficamente. Una opción que se entiende ya que nos encontramos ante un juego de acción episódico. Del que vamos saltando de nivel en nivel
sin más libertad que la que nos propone el recorrido. Eso si, con gran variedad de entornos y situaciones. Que van desde la logradísima y desértica superficie del planeta, a las oscuras minas o los grandes torrentes de lava que pueblan las cavernas de los Marauders. Lugares que no solo recorreremos a pié sino que arrasaremos embutidos en la armadura de combate LION que a pesar de ser más destructiva y espectacular que las de entregas anteriores se queda corta en tiempo de uso. Por no
hablar de niveles de a los mandos de tanquetas araña o de pilotaje de cazas al más puro estilo del gran
Descent que también desarrolló la predecesora de
Voltion,
Parallax allá por 1995.
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Adoro pilotar enormes bichos soltando comentarios como esos... |
A todo este festival de destrucción se suman
un par de modos de juego extras, que se componen de un modo multijugador denominado
Infestación en el que junto con otros 3 compañeros trataremos de aguantas las
hordas de invasores que pueblan cada nivel de la instalación que elijamos. Es un modo divertido y frenético en el que la experiencia y mejoras logradas en el modo campaña estarán presentes en nuestros alter ego.
Aunque no se le puede comparar a otros del estilo, da para unas cuantas horas de dinámica locura colectiva.
Otro de los modos que nos presentan es el modo
Demolición en el que se nos reta a
destruir el mayor número de estructuras posibles en un corto periodo de tiempo o se nos deja campar a nuestras anchas echando todo el mundo abajo. Te lo pasarás bien unas cuantas veces, pero su escasa profundidad hace que no repitas muchas veces los niveles.
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A montarla en equipo. |
Como detalles finales destacar que tanto el diseño de HUD y de menús, como de animaciones y sonido e
stán a la altura de una producción de gran presupuesto. A su vez tampoco podemos olvidar unas acertadas cut-scenes que nos narran la historia que trascurre entre nivel y nivel y que
demuestran un nivel de acabado que roza el sobresaliente. Por último destacar que en su versión de PC cuenta con integración en
SteamWorks, con logros y guardado en nube así como la posibilidad de comprar el
Dlc Path to War, que sin mostrar mucho es divertido para aprender algo más de la historia.
En definitiva
Red Faction: Armageddon es un juego divertido, variado, con un buen control y un gran apartado gráfico y artístico. Que a pesar de contar con todo ello divaga en una historia y desarrollo que aunque atrayente en principio se resuelve como cualquier otro cliché al que estamos acostumbrados (cumple, divierte y poco más). Eso si, hay que destacar la habilidad de
Volition de presentar personajes carismáticos, para un ejemplo el protagonista:
Darius Mason que es el John McLane de Marte. Y es que nos encontramos ante un juego que, siendo justos,
es una Jungla de Cristal a la marciana, donde tenías terroristas tienes cultistas y aliens... Y para duro estás tú. Porque esto es lo que nos propone el juego, simpleza, poca innovación, pero un buen rato entre palomitas, salpicaduras de sangre, explosiones y diversión. No esperes otra cosa, si te va este estilo te encantará, si vas con otro espíritu te decepcionará. Un juego para comprar barato y para disfrutar en un fin de semana de tranquilidad, unas navidades o una noche de cualquiera.
Un juego para disfrutar, nada más.
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Vamos a Pisar Cabezas!! |
1 comentarios:
Como que no me termina de convencer. Diré lo mismo que cuando analizaste Alpha Protocol, a cinco pavos le daré una oportunidad, aunque con el Protocol me atranqué en el mamonazo rubio que esnifa mierda...no a habido manera de matarlo y lo he intentado todo.
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