Tiendo a pensar en los años Setenta con ese filtro característico que hoy en día todo el mundo usa en PicPlz e Instagram. Seguramente eso haya contribuido a mi idealización de una década fantástica en la que brilló con especial intensidad el talento de un hombre, Nolan Bushnell, capaz de ver en los videojuegos un modelo de negocio que aún hoy en día sigue siendo valido. Porque su creación, ATARI, es de alguna manera la madre de todas las consolas.
El joven Nolan, estudiante de Ingeniería Eléctrica en la Universidad de Utah, perdía el tiempo un día sí y otro también viciado a un videojuego creado en 1962 por Steve Russell en la Universidad de Massachussets. Algo tenía SpaceWar! para haberse esparcido como la pólvora por ARPA-NET. Algo habría en sus monstruosos 9k que había logrado atraer la atención de numerosos universitarios a lo largo y ancho de EEUU. Algo tendría el dichoso juego que sembraría la semilla de esta industria en la mente de nuestro protagonista por el resto de sus días y le llevaría a dedicar los siguientes años de su vida a dar forma al mundillo que hoy tanto disfrutamos.
Nolan posa junto al primer Pong doméstico.
Nolan lo tenía claro, si él y sus compañeros estaban tan absolutamente enganchados a este juego, el resto de la humanidad también caería en las redes del ocio electrónico... y lo que es todavía más importante, pagarían por jugar. Tenía una visión y le faltó tiempo para licenciarse en sus estudios, trasladarse a Silicon Valley y entrar a trabajar en AMPEX, una empresa de grabadoras por cinta de la que lograría extraer medios y conocimientos para, por las noches, diseñar el que sería su primer gran videojuego.
SpaceWar! corriendo en un PDP-1 (un monstruo con capacidades equivalentes de 9 kilobytes)
Computer Space no era otra cosa que un clon de SpaceWar! Que aprovechaba la tecnología de 1971 para caber en un mueble del tamaño de las actuales tragaperras. El producto estaba terminado, el modelo de negocio perfectamente definido, y sin embargo faltaba lo más importante: Financiación. Así que él y su compañero de aventura Ted Dabney, presentaron el proyecto de su protoempresaSyzygy (en astronomía, el alineamiento de tres cuerpos celestes) a Nutting Associates, que a la postre terminaría por producir una serie de 1.500 Computer Space en un lujoso armario de fibra de vidrio que fue distribuido por los bares de la época . Había nacido el primer videojuego basado en monedas de la historia y como no podía ser de otro modo, fue un fracaso estrepitoso para las expectativas de nuestro héroe, que aprendería una valiosa lección: Los videojuegos debían ser sencillos, nada de libros de instrucciones ni complicadas jugabilidades.
La Recreativa más bonita de la historia.
Nolan y Ted estaban tan convencidos de su visión que lejos de desfallecer y seguros de haber aprendido del error, decidieron vaciar sus bolsillos para formalizar oficialmente la empresa. Así, con un capital de 500 dólares repartidos al 50% entre ambos socios, y después de renunciar al sofisticado nombre de Syzygy (increíblemente ya estaba registrado), nacía un 27 de Junio de 1972 ATARI (expresión equivalente al Jaque en el juego de mesa chino GO). La leyenda había comenzado.
Nolan “engañó” a una secretaria (Cynthia) y a un joven y genial ingeniero para que ficharan por ATARI. Éstos, creyendo que contaban con un contrato para General Electric, trabajaron sin descanso durante semanas hasta tener a punto el primer prototipo de la nueva excentricidad de su jefe. Lo que el bueno de Al Alcorn no sabía por aquel entonces es que PONG estaba claramente “inspirado” en un juego de Magnavox Odyssey que había creado hacía ya algún tiempo el ingeniero Ralph Baer, y que había podido disfrutar el señor Bushnell en una feria de Silicon Valley en Mayo de 1972. Pasarían cuatro años hasta que ATARI y Magnavox solventaran por medio de un acuerdo económico de 400.000 Euros las disputas legales por las patentes de Baer, pero por entonces, esa cantidad de dinero suponía apenas un pequeño quebradero de cabeza para una ATARI que navegaba en un mar de abundancias.
Magnavox Odyssey, de Ralph Baer, es considerada la primera videoconsola de la historia.
Pero no adelantemos acontecimientos, PONG se probó al público por primera vez en Septiembre de ese mismo año en una tabernal llamada Andy Caps. Al poco tiempo, el propio dueño del local, llamó a nuestros protagonistas para comunicarles la fatídica noticia de que su máquina de videojuegos se había estropeado.
Primer Prototipo de Pong.
Podemos imaginar la cara de sorpresa que se les quedaría a los chicos de ATARI al comprobar que la máquina no estaba rota, el problema era que el cajetín de monedas se había quedado pequeño. Ahora sí estaban seguros. Tenían un éxito comercial en potencia. La industria del videojuego llamaba a la puerta de la historia y Nolan Bushnell, como merecido maestro de ceremonias acababa de comenzar el más fructífero negocio de su vida.
Bushnell no tardó en alquilar una vieja pista de patinaje fuera de servicio para instalar allí su fábrica y contratar mano de obra no especializada en la oficina de empleo. Nada podía detenerle. Estaba decidido a producir Pong en serie, llegando incluso a afirmar que antes de acabar el año estarían saliendo 100 máquinas diarias por la puerta de su empresa.
Y así fue. Para navidades de 1972 habían vendido más de 9.000 unidades de Pong y se habían convertido en una empresa boyante en la que todo el mundo se fijaba.
2 comentarios:
Interesasintisimososóico!
mola
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