De un tiempo a esta parte el cine de animación ha sufrido
una más que notable transformación gracias a la intensa búsqueda por parte de
las grandes productoras cinematográficas de nuevas modalidades narrativas que
puedan abarcar un público más amplio del puramente objetivo en este género, el
infantil. De este modo no es extraño que Pixar, Dreamworks y Disney hayan
apostado por unas historias que, sin abandonar la inocencia y la candidez de la
niñez, traten de involucrar al público adulto e incluso transmitirle la
sensación de sentirse identificado con lo que se plasma en pantalla. Claro
ejemplo de ello ha sido el abandono de los constantes números musicales que
poblaban los filmes de Disney desde su inicio hasta los años 90 y el afán por
revertir la clásica estructura de los cuentos de hadas en relatos
contemporáneos con una formalidad evidentemente infantil. Curiosamente este año
hemos asistido a una inversión en los términos en las dos grandes productoras
cinematográficas de animación, Pixar y Disney. Y es que mientras la primera
optó, con Brave, por una historia más tradicional y un acercamiento al
espectador infantil Disney, sin embargo, ha tratado de atraer al público adulto
con una estrategia más propia del entorno Pixar. Y así lo hemos podido
comprobar con ¡Rompe Ralph!, la última propuesta del gigante de animación,
donde es más que obvia la intervención, en labores de producción, del director
de la originaria Toy Story, John Lasseter.
¡Rompe Ralph! adopta una estructura bicéfala claramente
diferenciada. Así, mientras en la primera parte se tiende la mano y se guiña
con aires nostálgicos al espectador que sobrepasa la treintena y que se ha
curtido, a nivel vital como económico, en los extintos salones recreativos,
haciendo un sentido homenaje al mundo de los videojuegos, en su segunda mitad vemos
a la Disney más característica, es decir, aquella que propone una serie de
valores morales a través de una trepidante aventura. Es evidente que los
guionistas de la película han vivido en sus carnes la evolución de los
videojuegos, ya que se ha reunido a la perfección no sólo un conocimiento inequívoco
en cuanto a personajes y títulos en particular del apasionante universo de los
videojuegos, sino que se ha trasladado con disección milimétrica el encanto que
los salones arcade desprendían. Como viene siendo habitual en Pixar y Disney,
los dos mundos paralelos y aparentemente antagónicos, en este caso delante y
detrás de la pantalla de la máquina recreativa, se erigen como perfecto
escenario para, por un lado, servir como mero y eficaz entretenimiento y, por
otro, establecer diversas reflexiones de carácter vitalista y de justicia
personal e incluso social.
Las referencias explícitas a la época dorada de los videojuegos son abrumadoras
La cinta de Disney desprende un indisimulado amor por los
videojuegos en su concepción originaria. Personajes de la talla de Pac man,
Bison, Sonic, Bowser Zangief o Q-bert se dan la mano con referentes actuales y de
lógica evolución del panorama audiovisual como es la saga Gears of war, lo que sirve como notoria aunque inofensiva
crítica a la tendencia en los actuales videojuegos a introducir la violencia
como recurso cuasi protagonista, liviano ataque que queda disperso en un
segundo plano y que constituye un inútil
disparo con bala de fogueo y que responde más a una imposición social
que no a una plena convicción de los creadores del filme. Con esta original y
brillante premisa se configuran los prolegómenos de ¡Rompe Ralph!, lo que sin
duda encandilará a todos aquellos que a pesar de nuestra provecta edad aun
disfrutamos como imberbes a los mandos de un pad.
Una vez la película se ha ganado, a voluntad, al espectador
y prácticamente lo tiene comiendo de su mano, aparecen los elementos
arquetípicos y característicos de Disney, nada criticables, pero sí
reconocibles y que quizás suavizan y languidecen la genial estructura y
planteamiento que hasta el momento nos habían mostrado. La presentación de ese fascinante
complejo y a la vez encantador creador de sueños personificado en las
interioridades de un vetusto salón recreativo da pie a un relato mucho más
rutinario y convencional en el que salen a relucir los prototípicos elementos
marca de la casa, como son la exposición en primera persona de valores como la
amistad la redención y el perdón. No obstante es innegable la veteranía y el
buen hacer de Disney para perfilar con mano sabia unos personajes
verdaderamente carismáticos y que consiguen trasmitir sensaciones al público,
que asiste expectante y entusiasmado en su butaca a un relato que, a partes
iguales, le provoca la sonrisa amable y logra encogerle el corazón.
Dos formas de entender el videojuego, otra de las geniales exposiciones de ¡Rompe Ralph!
Aunque está por debajo de obras que muy probablemente pasen
a la historia del cine de animación como la trilogía de Toy Story, Wall-E o la
magistral Buscando a Nemo, ¡Rompe Ralph! vuelve a ser un prodigio de animación,
un delirio visual y una nueva muestra de que la imaginería de los actuales
guionistas de Disney y Pixar no tiene parangón y que los largos de animación
actual han abordado unos nuevos rumbos totalmente opuestos a los tradicionales,
consiguiendo el beneplácito, por un lado, del público infantil, por su marcado
carácter visual, preciosista y estético y, por otro, y quizás el más meritorio,
el del público iniciado, quien disfrutará del mensaje escondido de la película
y de un guión inteligente, plagado de guiños nostálgicos que les harán extraer,
aunque sea de una forma meramente fugaz, el niño que llevan dentro sin temor a
represalias o vergüenza alguna.
En definitiva, ¡Rompe Ralph! es un canto descorazonador y
abiertamente romántico al origen y evolución de los videojuegos, sin abandonar
el mensaje tradicionalista de las clásicas películas de Disney, pero apostando por
un formato y unos mecanismos narrativos mucho más eficaces y coherentes con la
sociedad y las nuevas formas de ocio y entretenimiento actuales. No obstante,
yo aún me sigo emocionando con determinadas secuencias de Blancanieves y los
siete enanitos, pero esa es otra historia...
1 comentarios:
Disney es una compañía muy tradicional. Es agradable ver este tipo de largos de temática más... "actual".
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