Hace veintimuchos años, servidor conocía a un chaval al que cariñosamente todo el mundo apodaba “janito”. Un tipo bueno y simpático. De lo más normal, si no fuera por el hecho de contar entre sus preciadas posesiones con un artilugio que despertó en mi, desde el primer momento en que posé la mirada sobre él, la más salvaje, egoísta, traicionera y malévola envidia. El muy... (sigo odiándolo, jejeje), ostentaba con orgullo sobre el escritorio de su habitación una estupenda Tabletop de Nintendo.
Fue una amistad corta, aprovechada y deshonesta en la que perdí, por uso excesivo, la funcionalidad de mis glándulas salivares al mismo tiempo que gorroneaba tarde si y tarde también aquella magnífica Gamew&Watch.
Y es que, cuando hablamos de las Tabletops, nos estamos refiriendo a una de las más emblemáticas series ideadas por el inigualable Gunpei Yokoi para Nintendo. Por entonces máximo responsable de la rama dedicada a “maquinitas” dentro de la “Gran N”.
¿Quién no ha deseado alguna vez tener una recreativa de éxito en su propio dormitorio? ¿Cómo no va a triunfar un modelo basado en las exitosas máquinas que inundaban los salones recreativos, si además podemos disfrutar del juego placidamente en el acogedor hogar de cada uno?
Algo así debió pensar Nintendo cuando se embarcó en la aventura de fabricar y comercializar estas Tabletops. Y como siempre, fiel a su estilo empresarial, no arriesgó mucho. Con cuatro modelos bastaría, y si a eso le sumamos unos protagonistas carismáticos, famosos ya en aquella época, sería suficiente para hacer creer el negocio del juego electrónico en la compañía. Y si encima los juegos no eran sino revisiones de otros títulos aparecidos ya en diferentes series de Game&Watch, ya para de contar.
Y así fue como más o menos, llegaron entre los meses de abril y agosto de 1983 las famosas Tabletops al mercado. Una apuesta segura en cuanto a planteamientos y protagonistas. A saber:
Gunpei Yokoy, un genio al que la historia parece negarle el reconocimiento que merece |
Donkey Kong Jr. Con fecha de salida 28/04/83 supuso el primer lanzamiento. Con un protagonista de todos conocidos y basado, como no podía ser de otro modo, en un reto de habilidad trepa-lianas, salta-trampolines, esquiva-plataformas móviles, etc que el homínido debía sortear al tiempo en que su archienemigo Mario le arrojaba cocodrilos, pájaros y otras crueldades típicas de la época... Al final, el joven Kong debía alcanzar la llave y el candado que liberarían a Donkey Kong mientras Mario huía del escenario.
En la misma fecha fue lanzada Mario`s Cement Factory, la más emblemática de la serie, que con similares planteamientos jugables nos ponía en la piel de un Mario trabajador de una fábrica de cemento que se dedica a cargar camiones esquivando, de nuevo, los impedimentos que el propio diseño de la fabrica le pone a modo de ascensores pensados para que el explotado obrero las pasara canutas intentando evitar un derramamiento de cemento.
El 5 de Junio de 1983 apareció en el mercado Snoopy, la tercera entrega de la serie, en la que el perrito de marras debía golpear con un martillo las notas musicales que emitía el piano de su amigo con el fin de que estas no llegaran a despertar a los pajarillos de los nidos situados en la zona superior del escenario. Todo esto, claro está, entre saltos y más saltos de plataforma a plataforma con el consiguiente riesgo de caer al suelo.
Y el cierre lo puso Nintendo con Popeye en agosto del 83, con nuestro forzudo amigo rescatando una vez más a su querida Oliva de las garras Brutus gracias a las siempre presentes espinacas que la raptada le acercaba con el pie mientras estaba atada a un poste. El marinero lograba al final lanzar al agua a su eterno rival.
Aquello no podía fallar, más aún si el diseño físico de las máquinas imitaba a escala reducida las recreativas que desvalijaban los monederos de nuestras madres tarde si y tarde también.
Su carcasa a modo de monitor, cubría una pantalla LCD montada en la parte superior de la máquina, iluminada a través de un ingenioso “techo” translucido. Creando así con luz natural, un fantástico efecto de retroiluminación parecido al que se lograría en máquinas posteriores.
Sobre el LCD, un escenario predibujado en un film transparente típico de las máquinas de la época. Todo esto, se reflejaba en un espejo en un ángulo acorde con la disposición de los controles para que el jugador pudiera disfrutar cómodamente del invento.
De nuevo un alarde de originalidad del gran Gunpei Yokoy que merece la pena admirar en las fotos adjuntas.
En cuanto al control de los juegos, poca cosa. Un mini joystick para manejar al personaje y un solitario botón de acción. Claro está el aparato contaba, como en todas las Game&Watch, de dos modos de juego A y B, reloj y alarma, y se alimentaba con dos pilas tipo C de esas gordotas. ¡Qué más se podía pedir en aquella época! ¡Las horas de diversión que obteníamos con tan poca cosa! Y eso que debido a su tamaño y peso no eran desde luego muy portátiles que digamos.Aún así, jugar con estas máquinas siempre fue una gozada. Concentrado en el juego. Agobiado al ver acercarse tu record de puntuación. Las manos sudorosas y palpitante el corazón... Y sufriendo con dolor real la inevitable y frustrante caída del muñeco en el momento más inoportuno. Claro que como tenías al chaval revoloteando a tu alrededor y asomándose para ver algo del juego, al final siempre se llevaba las culpas de mis errores por desconcentrarme... éramos niños. No hay otra excusa a estas alturas.
En realidad no son difíciles de encontrara para cualquier interesado, de hecho Ebay las ofrece a precios bastante contenidos al tratarse de piezas no muy cotizadas entre los coleccionistas. Según tengo entendido se vendieron entorno al cuarto de millón de unidades de cada una de las cuatro Tabletops sólo en occidente. Con lo que en el mercado de segunda mano, con un poco de paciencia, es fácil encontrar cualquiera de ellas aun hoy en día.
En fin. En mi caso tuvieron que pasar años hasta que logré tener una de estas viejas glorias en mi poder. De hecho, tuve que casarme con la orgullosa poseedora de una Mario`s Cement Factory para contar con una Tabletop en mi colección. Es el motivo principal para que le diera el sí quiero. Pero ella, aunque lo sospecha, no lo sabe a ciencia cierta... Por cierto... ¿Qué habrá sido del pobre “jano”?..
10 comentarios:
Crecí con ellas pero nunca las pude tener, el que tenía una era como si ahora tuvieses un Ferrari...cuanta diversión en tan poca variedad....! qué recuerdos ¡
Es verdad... ¡la envidia que generaron esas máquinas en los coles de la época! hoy en día todo el mundo tiene una consola, pero en aquel entonces, o entraba mucha pasta en tu casa, o te montabas la vida en plan gorron.
Yo nunca había visto una de esas. Lo que tiene ser jovenzuelo :o)
Te juro que es la primera vez que oigo y veo una de estas "Tabletops"... Y me he quedado flipando... QUIERO UNA!!! >_<
jajaja, yo tengo una Donkey Kong JR que aún funciona!
Hacía años y años que no veía las demás...
Qué recuerdos.
yo tengo una y funciona perfectamente y la quiero vender. Mi telefono es 610036966
a mis manos llegó la de popeye... y no me despegué hasta que desapareció de mi casa...
a mis manos llegó la de popeye, y no me despegué hasta que desapareció de mi casa... :(
yo tengo una alguien sabria cuanto puede costar o con quien puedo contactarque le interese. gracias
alguien sabria decirme a quien le puede interesar una y cuanto podria costar,, gracias
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