Mi SOTY 2011: Gears of War 3




“Tracé un ambicioso plan, consiste en sobrevivir”


Nacho Vegas, “Nuevos planes, idénticas estrategias”

Como diría el bueno de Radomir Antic, siniuna duda, 2011 puede calificarse como el año de las secuelas y los finales de trilogías. Ese tan ansiado broche de oro, ese momento en que el vaquero cabalga hacia poniente y los príncipes guisan perdices para sus princesas.  En el mundo del videojuego, ese final se hace desear, se esconde detrás de final bosses, a veces como la segunda planta de una caja de bombones, a veces como un arraclán, con su aguijón en ristre, debajo de una piedra. Llevamos esperando cerca de un lustro, ese momento en el que Marcus vence a los Locust...no, no es un spoiler, es un videojuego, el final, salvo honrosas excepciones, suele ser predecible ¿Qué esperabais?

Aquellos que habéis padecido mis artículos previos, sabéis que adoro aquellas pequeñas cosas que empastan perfectamente con momentos vitales o emocionales que necesitan de un empojón emocional, de una catársis, de una colleja de entrenador de alevines, que te saquen de la apatía y te ayuden a enderezar el camino. Estamos rodeados de grandes juegos que pasan delante de tí como un atlético por Concha Espina o un merengue por el Manzanares, pueden entretenerte, divertirte o incluso hacerte aplaudir, pero pasados unos minutos, salen del DVD y se depositan en la estantería a esperar a que el polvo los cubra. Gears of War 3 no es tal cosa, es una oda a la hermandad, a la amistad, al no rendirse nunca, por muy mal que vengan dadas. Gears of War 3 emocionará y alentará a los que amamos lo sencillo y primario, a los que somos más del machete entre los dientes que de lo taimado y ladino.

 El tercer Carmine...

Argumentalmente, no es una joya, pero su guión está sazonado con frases y momentos para el recuerdo, que adquieren mayor peso con el valor que les da la progresiva mejora que ha presentado la saga a lo largo de la generación. A Gears of War es ese criajo al que hemos visto nacer, empezar a andar y en su tercera edición ha decidido pronunciar sus primeras palabras y como niño que es, aplaudiremos y admiraremos sus “Cómete esta mierda y muere” más, que un soliloquio o un monólogo trasnochado. Disfruto más de la tosquedad sincera del juego de EPIC, que de las pretensiones vácuas de Deus Ex, por ejemplo( “Mírenme, soy Adam Jensen, tengo implantes, gafas de sol y fumo ¿A que soy carismático?”). La historia de Marcus termina este año, para algunos, nos hace un “Lost” en toda regla, dejándonos múltiples puertas abiertas para posibles futuras entregas ambientadas en este universo, pero a mí me es indiferente. Si ni la Biblia, el Corán o el Talmud son capaces de dar sentido ni respuestas a sus respectivas religiones, no esperen que el señor Bleszinsky le vaya a dar todo mascadito y en bandeja de plata.

 Otro criticón de la vis poética de Marcus

Decir que gráficamente es el techo de 360 es redundante y probablemente falso, pero como carezco de ojo biónico y soy más de impresionismo que de realismo, Gears of War consigue transmitir vida, partiendo de un mundo muerto. Los escenarios se presentan vacíos, pero insinúan haber albergado vida de una forma intensa. Como ese parquecito al que llegamos con el grupo de Cole( sólo él justifica el SOTY), con los columpios balanceándose y las norias girando, los periódicos revoloteando, pone un nudo en la garganta al más pintado. Gears of War 3 habla de supervivencia, pero sus escenarios hablan de venganza.

En cuanto a la jugabilidad, no hay nada que no se haya dicho ya. Gears of War impuso la cobertura como estándar en los juegos de acción y sigue siendo el rey en este aspecto. Los tiroteos son fluídos e intensos, una descarga de adrenalina perfecta para llegar a casa después de trabajar y vaciarse eliminando larvas, tickers y lambents. Esta jugabilidad se eleva a la máxima expresión cuando nos lanzamos al modo horda y al on-line. Y esa es otra de las virtudes de la obra magna de EPIC, trata sobre supervivencia y sobrevive a la primera partida, aumentando sus virtudes en el inefable modo locura y elevándolas a la máxima expresión en el cooperativo a cuatro, que os regalará tardes y noches memorables encarnando al escuadrón Delta tanto con vuestros amigos 2.0 como con los no tan 2.0. Además de poder encarnar a nuestro fiero enemigo en el desternillante y divertido modo Bestia.

 Patear Homínidos ya es una opción

Por ir concluyendo, Gears of War 3 merece ser SOTY tanto por lo que transmite, merece ser SOTY por las lágrimas digoo por las gotas de sudor de Marcus, por la nostalgia de las fases de Cole, por Sam( esa mujer), por la barba de Dominic Santiago, por patearle su trasero de MILF a la Reina Locust, por los ojitos de Anya, por la recortada, por cómo nos levanta del sofá y por lo apabullante de su contenido, que empuja la duración de este juego al infinito. Una vez dominada la campaña en su modo Locura( mientras descubrís que no tenéis dedos sino muñones) queda mucho On-Line, mucho modo Bestia, mucho modo Horda, lejos de aquellos juegos que tras ser terminados, se convierten en simples y caros posavasos ¿Acaso van a querer volver a Arkham City?¿Van a volver a ser asesinados por pandilleros implantados?¿Van a querer volver a luchar en la WW3?¿Van a volver a querer a ganar la Champions con el Depor?...Bueno, de esto último, uno nunca se cansa...

 Brothers to the end

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